Esta serie combina la representación pictórica tradicional con volúmenes en perspectiva axonométrica, un sistema de representación gráfica sobre tres ejes ortogonales (X, Y, Z) que, al contrario que la perspectiva cónica, muestra las cosas tal y como son, no como las percibe nuestra vista; es decir, no existe deformación alguna en la imagen: si en la realidad lo que está lejos y lo que está cerca miden lo mismo, aunque veamos lo lejano más pequeño, en la imagen axonométrica ambos elementos tienen la misma medida y se ven de igual tamaño. Las primeras formulaciones rigurosas son de Durero, con sus axonometrías de sólidos, pero no es hasta los movimientos de vanguardia de las primeras décadas del siglo XX, especialmente el grupo De Stijl, cuando la representación axonométrica se vuelve más recurrente, imponiéndose una estética de líneas puras y exenta de ornato en detrimento de la perspectiva cónica que venía utilizándose desde el Renacimiento.